El Villareal celebra su gran victoria ante el Panathinaikos Griego.
Manuel Pellegrini sigue haciendo historia con su Villarreal, por el logro de meterse en cuartos sí, y por su apuesta, por el cómo. Anoche no se amilanó y sacó de inicio a su ejército de jugones y, aunque no fue el Submarino de las grandes noches en lo vistoso, al final la valentía tuvo su premio, su merecida recompensa. Ibagaza agarró la bandera, hizo un gol y regaló el segundo en dos chispazos de calidad. Justicia divina en la tierra de los dioses, que ayer se aburrirían una vez más viendo al cuadro heleno entregarse sin argumentos al empate de la ida. Cualquier cosa que no fuera la clasificación del Villarreal hubiera deslucido una Champions en la que el orgullo patrio lo sigue defendiendo un equipo llegado desde una localidad que, entera, no llenaría el estadio de Panathinaikos.
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